Aspectos generales de la Prehistoria y su periodización

Tradicionalmente se viene considerando que la Prehistoria abarca desde la aparición de la especie humana hasta el surgimiento de las primeras sociedades complejas y el inicio de la escritura. Los fósiles más antiguos que pueden considerarse del género Homo se encontraron en África, datándose entre 2,4-1,6 millones de años (ma). Sin embargo, el ser humano no apareció al mismo tiempo en todos los lugares ni tampoco descubrió la escritura a la vez; los límites cronológicos van a depender de la evolución de los pueblos en las distintas áreas geográficas, evolución que por otra parte estaba condicionada por el entorno geológico, geográfico y climático.

Los límites de la Prehistoria son pues convencionales, su valor es relativo y están sujetos a revisión continua; los distintos periodos en los que se divide están basados en aspectos culturales y manifestaciones industriales.

Siguiendo una cronología específica para el ámbito del centro de la Península Ibérica podríamos establecer los siguientes periodos:

Paleolítico (1,3 ma-10 000 a.C.)

  • Paleolítico inferior (1,3 ma-120 000 a.C.)
    • Expansión de la especie Homo desde África a Europa.
    • En Atapuerca se han encontrado restos de Homo sp (indeterminado) con una antigüedad de 1,3 ma, de Homo antecessor (850.000 años), preneandertal (500.000 años) y Homo neanderthalensis (110 000-130 000 años).
    • En un principio utilizan cantos rodados trabajados de forma tosca (Industria Olduvaiense). Hace unos 600.000 años surge la industria lítica Achelense que se caracteriza por trabajar la piedra de forma simétrica: bifaces.
    • Son grupos nómadas de cazadores depredadores y carroñeros que conocían el fuego y vivían en abrigos cercanos a los ríos.
  • Paleolítico medio (120 000-40 000 a.C.)
    • Tuvieron lugar las últimas glaciaciones en las que se dieron oscilaciones térmicas que harían el clima más riguroso.
    • El protagonista durante este periodo es el Homo neanderthalensis.
    • Utilizaban la técnica Musteriense; tomando como materia prima el sílex y la cuarcita realizan un método de talla (Levallois) que consiste en obtener lascas una vez preparado el núcleo, obteniendo de esta forma raederas, puntas, cuchillos de dorso, raspadores, etc. Sus herramientas ofrecen ahora mejores cortes y permiten enmangarse.
    • Eran sociedades nómadas, cazadores-recolectores. Vivían en cuevas y abrigos que empiezan a estructurarse, se ha constatado que algunos presentan zonas delimitadas por piedras donde realizaban hogueras y agujeros de poste alrededor de los hogares. Comienzan a enterrar a sus muertos lo que indica cierto culto funerario.
    • En la Comunidad de Madrid tenemos un conjunto de yacimientos descubiertos en el valle alto del río Lozoya y que son objeto de estudio del proyecto "El Valle de los Neandertales".
  • Paleolítico superior (40 000-10 000 a.C.)
    • Este periodo se caracteriza por la aparición del Homo sapiens y el progresivo desplazamiento del Homo neanderthalensis a territorios menos favorables y cada vez más aislados entre sí.
    • Se encuadran en este periodo las culturas: Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense.
    • Se produce un mayor aumento demográfico lo que da lugar a una ocupación más intensa de abrigos y cuevas. En estos hábitats las distribución del espacio interior continúa evolucionando y encontramos ahora zonas donde se produce la combustión, enlosados y áreas con actividades específicas.
    • De esta época datan la mayor parte de las representaciones gráficas y plásticas que forman el arte paleolítico.

Mesolítico (10 000 – 6000 a.C.)

  • Es un periodo de transición entre los cazadores-recolectores del Paleolítico y los agricultores del Neolítico.
  • Se inicia el Holoceno, etapa geológica en la cual nos encontramos. Es el final de los periodos glaciares, el clima más benigno conllevó que surgieran asentamientos más permanentes y en gran número al aire libre. Se originaron las primeras comunidades, aún muy simples, y cambiaron las prácticas para conseguir alimentos a través del desarrollo de la pesca, la recolección, primeros inicios de agricultura y la domesticación de animales. Derivó todo ello en un aumento de población.
  • Hubo cambios tecnológicos como el pulido y el tallado elaborado de la piedra.

Neolítico (6000-3000 a.C.)

  • Desde la zona de Levante y del sur de la Península se expande la cultura neolítica; en la mitad del VI milenio a.C. ya se tiene constancia de su presencia en la meseta.
  • La sociedad se vuelve sedentaria, se domestican algunos animales, se extiende la práctica de la agricultura y comienzan a conservar los alimentos.
  • Los poblados lo forman grupos de cabañas que se hacen con ramas y barro. Los cereales se almacenan en hoyos excavados en el suelo que cuando pierden su función de despensa son utilizados como vertederos (serán los denominados “fondos de cabaña”).
  • Comenzaron a saber explotar los recursos minerales. La piedra pasa a pulimentarse y se desarrolla la alfarería, sobre todo con una función de almacenaje de comida y líquidos. Surgen también los primeros molinos de mano.

Edad de los Metales (3000-182 a.C.)

  • Calcolítico o Edad del Cobre (3000-1800 a.C.)
    • El cobre, al principio trabajado directamente, comienza a ser fundido a finales del tercer milenio.
    • Se desarrolla una nueva cultura ya plenamente agrícola y pastoril. Los poblados cada vez son más frecuentes, se sitúan en laderas con buenas defensas naturales y en otras ocasiones se realizan empalizadas. En algunas zonas se desarrollan recintos de fosos concéntricos que podrían indicar el inicio de una organización social jerarquizada.
    • Las cabañas serán circulares u ovaladas, para su construcción se utilizan los materiales que pueden obtenerse en su entorno, algunas presentan zócalos de piedra, pero las paredes siempre estarán conformadas por un entramado vegetal forrado de arcilla. Las cubiertas, de estructura vegetal, contarán con apoyo de postes interiores. El interior de algunas viviendas suele estar compartimentado en diferentes zonas: habitación, almacenaje y elaboración de utensilios domésticos. Se generaliza el uso de los “fondos de cabaña”.
    • Los animales, ya domesticados, se utilizan para las labores agrícolas (arado) y para el transporte, de ellos se obtienen productos como la leche, el queso y la lana. En lugares cercanos a la sierra se produce un incipiente proceso de trashumancia con el fin de aprovechar los pastos de verano.
    • De esta época data la cerámica campaniforme, nombre que se ha dado a piezas de cerámica profusamente decoradas con incisiones y que presentan una forma acampanada. Este tipo de cerámica tiene paralelismos en el occidente de la Península y en las regiones atlánticas y continentales europeas, esto nos está indicando que cada vez hay más relaciones entre los pueblos.
    • Un número significativo de yacimientos arqueológicos hallados en la Comunidad de Madrid pertenecen a este periodo lo que indica un desarrollo demográfico que será la base de la población que de forma estable se estableció en este territorio y que perdurará en los siglos posteriores.
  • Edad del Bronce (1800-700 a.C.)
    • El desarrollo de este nuevo metal es fruto de la aleación de cobre y estaño. Este cambio tecnológico va a provocar un nuevo proceso de transformación de las sociedades, la consecuencia directa es que habrá cierta especialización laboral y con ello un aumento de la diferenciación social.
    • Los contactos entre grupos humanos más o menos alejados cada vez son más frecuentes y con ellos llegan los intercambios culturales y comerciales.
    • La economía de esta época está basada en la agricultura cerealista, evidenciada por la abundancia de molinos de mano, y en la ganadería, destacando el ganado bovino y siendo frecuente la trashumancia.
    • Los poblados en vaguadas y cerros son cada vez más numerosos por todas las zonas de la actual Comunidad de Madrid.
    • Los enterramientos colectivos, frecuentes en la etapa anterior, van dando paso a enterramientos individuales lo que indica una transformación social e ideológica.
    • La cultura típica de esta época es la denominada Cogotas I, su cerámica presenta una decoración impresa de espigas, zig-zag, boquique (punto y raya) y relleno de pasta y se dio sobre todo en la cuenca del Duero y la margen derecha del Tajo.
    • Al final de esta etapa parece que se consolida el largo proceso de formación étnica de los pobladores que se denominarán carpetanos y que perdurarán en estas tierras hasta la llegada de Roma.
    • En el Bronce Final encontramos la llegada de nuevos cambios culturales que dieron lugar a lo que se llamó la Cultura de los Campos de Urnas, que se caracterizó por el nuevo rito funerario de incinerar el cadáver. Esta cultura, de origen centroeuropeo, traída por pueblos celtas, se manifiesta en un tipo de cerámica con decoración acanalada y cuencos troncocónicos. También llegaron influencias tartésicas desde el sur de la Península que se evidencian en cerámicas pintadas y fíbulas.
  • Edad del Hierro (700-182 a.C.)
    • Aparecen viviendas de mayores dimensiones formadas por una estructura de madera. Dentro de ellas aparecen delimitadas diferentes áreas de habitación y los alimentos pasan a conservarse en grandes recipientes que se ubican dentro de las propias viviendas. Aunque en el centro peninsular, en los inicios de esta etapa, lo usual fue continuar con los tradicionales poblados de cabañas con silos y almacenes excavados en el suelo, en lugares cercanos a los ríos.
    • Hacia el siglo IV a.C. (segunda Edad del Hierro) los asentamientos comienzan a tener mayores dimensiones y a jerarquizarse internamente, adquiriendo una estructura más urbana. Se sitúan en lugares más elevados buscando su mejor defensa y control de unos territorios que cada vez eran más amplios.
    • La generalización de la industria del hierro y el nuevo desarrollo urbano propicia un nuevo impulso económico a la vez que acentuó la diversificación social. De esta etapa son frecuentes las fíbulas, pieza metálica que servía para unir o sujetar prendas como la túnica, lo que nos está indicando un creciente enriquecimiento cultural.
    • Los contactos con otros pueblos contiguos o incluso de la costa son cada vez más frecuentes y fruto de ello es la llegada de nuevas herramientas, como el torno de alfarero, y con ello una nueva especialización social; las cerámicas van adquiriendo el carácter de obra artesanal.
    • Los ritos funerarios de incineración en urna comenzarán a generalizarse y con ello las necrópolis. Sin embargo, en la zona carpetana, al contrario que ocurre en otras zonas celtibéricas, no aparece armamento junto a las cenizas.
    • Con la llegada de Roma en el año 182 a.C. a la Carpetania se puede decir que entraríamos en la Romanización. Los pueblos carpetanos fueron perdiendo paulatinamente su tradición quedando asimilados a la cultura romana.

    Prehistoria en Getafe

    «tanto las terrazas del Jarama, como del Tajo y, sobre todo, del Manzanares han servido de asentamiento a muchos yacimientos que en el caso del último de los ríos citados constituye probablemente la mayor concentración de lugares paleolíticos de toda Europa Occidental y sin duda la más interesante de la Península Ibérica». (Fernández Miranda, 1979)

    El término municipal de Getafe posee una gran riqueza paleontológica y arqueológica que, como ya se mencionaba en la publicación Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileñas del año 1983, está en trance de desaparición por la explotación de áridos y la urbanización en auge. En el año 1989 la Comunidad de Madrid resolvió declarar bien de interés cultural, con categoría de zona arqueológica, las Terrazas del Manzanares en el término municipal de Getafe al tener constancia del gran número de yacimientos y hallazgos arqueológicos que se venían produciendo desde cinco años atrás.

    Los restos encontrados se encuentran distribuidos entre el Museo de San Isidro (Orígenes de Madrid), Arqueológico Regional de Alcalá de Henares y Arqueológico Nacional de Madrid.

    El listado que aparece a continuación está ordenado por la adscripción cronológica de los yacimientos, aunque en alguno de éstos han aparecido restos de diferentes épocas.

    De manera progresiva se irá añadiendo información detallada y actualizada de cada uno de los yacimientos existentes en nuestro término municipal; de esta manera se podrá llegar a tener un catálogo completo de todos ellos. Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, este es un trabajo colaborativo, obra de todas aquellas personas que estén interesadas en mantener vivo el patrimonio cultural de Getafe, si quieres hacer alguna aportación o comentario puedes realizarlo por medio de esta dirección de correo: colabora@museodegetafe.es

    Relación de yacimientos arqueológicos y paleontológicos en el término municipal de Getafe. Puedes acceder a la descripción detallada de cada yacimiento haciendo clic sobre su nombre:

    Yacimientos Paleolítico Calcolítico Edad del Bronce Edad del Hierro
    Constantino del Río Achelense Medio
    Los Pinos Achelense Medio
    Soto I-II Final
    Perales del Río Achelense Medio
    Los Estragales Musteriense
    Soto e Hijos Achelense final
    La Torrecilla I Achelense-Musteriense Final
    La Torrecilla II Final Primera
    La Torrecilla III Final
    Puente de La Aldehuela Primera
    Segunda
    La Fábrica de Ladrillos Achelense-Musteriense Medio y Final
    PRERESA Musteriense
    Arcaraz Achelense-Musteriense Antiguo
    Arroyo del Culebro Achelense-Musteriense Primera
    El Juncal

    Final Antiguo Segunda

    Bibliografía y fuentes consultadas 

    • AA.VV. (2002). Bifaces y elefantes: La investigación del Paleolítico Inferior en Madrid (Zona Arqueológica nº 1). Museo Arqueológico Regional, 2002.
    • AA.VV. (2008). Madrid, de la Prehistoria a la Comunidad Autónoma. Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, 2008.
    • Fernández Miranda, M. (1979): “La Arqueología en la Provincia de Madrid”. I Jornadas de Estudios sobre la Provincia de Madrid (Madrid, 1979): 23-27. Diputación Provincial de Madrid.
    • Olduvai, La Cuna de la Humanidad. Canal UNED, 2020