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Yacimiento de Arroyo del Culebro

Datos del yacimiento

Nombre del yacimiento: Arenero de Arroyo del Culebro
Otras denominaciones: Arenero de Adrián Rosa

Localización: 

Camino de la Solana - Cañada Real
40°17'46.4"N 3°38'27.7"W; Visualizar en Google Maps

Naturaleza: Yacimiento arqueológico y paleontológico
Adscripción cronológica:

Yacimiento arqueológico: 200 000 -125 000 a.C. (Achelense medio-superior); 100 000 a.C. (Achelense final - Musteriense); 700 - 27 a.C. (Edad del Hierro)

Yacimiento paleontológico: 780 000 - 127 000 (Pleistoceno medio); 127 000 - 100 000 a.C. (Pleistoceno superior)

Fecha de los trabajos: 1962, 1963, 1970, 1973-1981 y 1987.

Yacimiento arqueológico y restos paleontológicos

Este arenero estaba delimitado a su izquierda por el camino de la Solana, a la derecha por el valle del Arroyo del Culebro y estaba atravesado por la Cañada Real Galiana. En algunas publicaciones se le identificó como arenero de Adrián Rosa debido a que en sus inicios fue explotado por esta empresa dedicada a la extracción de áridos (Soto y Sese, 1991).

En la actualidad el medio físico que nos encontramos ha sido alterado por la construcción de la carretera M-301 y no se aprecia la influencia que el Arroyo del Culebro tendría para el hábitat de esta zona; aquí se llegó a crear un amplio humedal de especial rendimiento tanto para pastizales como para la agricultura de regadío (Blasco et alii, 1998)

Durante los años 1962, 1963, 1970 y entre 1973 y 1981 fueron recuperados restos paleontológicos y de industria lítica. Las referencias estratigráficas y topográficas del material encontrado son imprecisas debido a que las piezas eran entregadas al personal del Instituto Arqueológico Municipal de Madrid cuando ya habían sido extraídas de su lugar de origen, tan sólo en algunas ocasiones era el propio personal del Instituto el que procedía a su extracción.

La realización de la Carta Arqueológica de Getafe (1987) posibilitó el descubrimiento de un yacimiento de la Edad del Hierro que podría llegar a alcanzar una superficie de 3 Ha, aunque se estima que podría ser mayor dado que no ha podido ser estudiado en profundidad pues la zona se vio muy afectada por la extracción de áridos y por la construcción de un camino paralelo al cauce del Arroyo del Culebro.

Paleolítico

En este yacimiento se han encontrado restos de dos asociaciones faunísticas diferentes que se suceden a lo largo del tiempo. Una más antigua, del Pleistoceno medio, compuesta por restos de proboscídeo de la familia del elefante (Palaeoloxodon antiquus) y de caballo (Equus caballus); y otra más reciente, típica del Pleistoceno superior y de la glaciación Würn, que estaría formada por el rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) y ciervo gigante (Megaloceros giganteus). Estos dos tipos de faunas, pertenecientes a dos periodos distintos, evidencian la existencia de dos terrazas o plataformas sedimentarias solapadas: la más antigua pertenece al río Manzanares y la más reciente al Arroyo del Culebro que depositó su terraza sobre la del río tras erosionarla parcialmente.

Dentro del conjunto de restos paleontológicos hallados son significativos los del rinoceronte lanudo, encontrados en diciembre de 1962 y abril de 1963. Esta especie se distribuyó durante el Pleistoceno por el continente europeo, sur de Inglaterra y en el norte de Asia, desapareciendo hace unos 14.000 años coincidiendo con el final de la última glaciación (Würn). Tenían dos cuernos, el anterior a veces muy largo (hasta 130 cm de longitud), su tamaño corporal era comparable con el actual rinoceronte blanco, los machos adultos podían llegar a pesar hasta 3.000 kg y su altura sobrepasar los dos metros. El estudio de los restos encontrados en este arenero le atribuye una cronología del Pleistoceno Superior inicial.

Aunque se ha considerado tradicionalmente que este animal era típico de clima frío, los estudios más recientes indican que es una especie más bien esteparia, pudiendo la estepa ser indiferentemente de pastos o compuestos. Sin embargo, también se encuentra en bosques abiertos y posiblemente en bosque denso, pudiendo soportar temperaturas con un clima subártico y también las de un bosque mediterráneo (Guérin, 1980).

Los restos faunísticos encontrados en el yacimiento de Arroyo del Culebro son los siguientes:

  • Proboscídeo (Palaeoloxodon antiquus): molares de dos individuos
  • Elefante (Elephantidae gen): restos de varios individuos, alguno de ellos podría tratarse de mammuthus
  • Ciervo común (Cervus elaphus): fragmento de asta y esqueleto de un individuo
  • Ciervo gigante (Megaloceros giganteus): asta de desmogue
  • Bóvido  de gran tamaño (Bovidae gen)
  • Caballo (Equus caballus ssp): dentición y esqueleto de un caballo de talla pequeña
  • Rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis): restos de varios individuos entre ellos un cráneo muy bien conservado
  • Rinoceronte (Rhinocerotidae gen)

En cuanto a la industria lítica se recuperaron un total de 863 piezas que siguen el mismo patrón que con los restos paleontológicos: por una parte tenemos piezas pertenecientes a la terraza del río Manzanares, talladas en sílex multicolor y que se atribuyen al Achelense medio evolucionado; por otra encontramos piezas en sílex de colores muy claros, que pertenecen a la terraza del Arroyo del Culebro y que se adscriben al Musteriense.

Edad del Hierro

Los restos pertenecientes a esta época se encontraron en la segunda terraza de la margen derecha del Río Manzanares y en la orilla izquierda del Arroyo del Culebro, en una posición elevada que facilitaría la accesibilidad a las dos vegas y junto a lo que hoy es la Cañada Real Galiana.

La ubicación de este emplazamiento, en un páramo interfluvial, marca un cambio con respecto a la localización de los asentamientos que desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce buscaban lugares cercanos a los cauces fluviales. En la Edad del Hierro se organizan comunidades más amplias, que necesitan tener un mejor control visual del entorno, estar cerca de las vías de comunicaciones para sus intercambios y accesibilidad tanto al agua como a sus tierras de cultivo.

Hay que resaltar el carácter vertebrador que tienen tanto el Arroyo del Culebro como la Cañada Real Galiana, ambos conforman vías de comunicación que en un eje este-oeste ponen en contacto las cuencas del Henares, Jarama y Manzanares con la del Guadarrama y con ello una gran cantidad de poblamientos que se han identificado a lo largo de sus recorridos.

Es de suponer que, siguiendo la tendencia generalizada durante la Primera Edad del Hierro de evitar lugares previamente habitados, sería un asentamiento de nueva planta. En este yacimiento no se han encontrado estructuras, sin embargo otros de esta zona muestran indicios de que las cabañas tenían un zócalo de unos 20 centímetros excavado en el suelo, algunas de ellas tendrían suelos de guijarros o de tierra compactada, los paramentos serían de barro y estarían rodeadas de postes, de ahí que no se hayan encontrado materiales constructivos sólidos.

En este yacimiento aparecieron restos de un neonato dentro de un espacio contiguo, o bajo el suelo, de una de las viviendas. Resulta novedoso, pues hasta el momento de su descubrimiento, se tenía conocimiento de que esta práctica de enterramiento en individuos menores de seis meses se producía, durante la Primera Edad del Hierro, en el ámbito ibérico, Valle del Ebro y la Meseta Norte. En el siglo V a.C. se generalizó esta costumbre, pero hasta ahora no se conocía ningún caso en el centro de la península ni en la Meseta Sur, este hecho pone de manifiesto y confirma que hubo cierta uniformidad de ritos y costumbres entre los distintos pueblos peninsulares y sobre todo una iberización del interior peninsular a partir del siglo V a.C.

Por el tipo de material cerámico encontrado se puede deducir que hubo un primer asentamiento en la parte sur del yacimiento, cercano al Arroyo del Culebro, dado que en esta zona se encontraron restos de cerámica realizada a mano, más propia de la Primera Edad del Hierro y que podría fecharse hacia a la segunda mitad del siglo VI a.C.

Un segundo asentamiento, más extenso, está caracterizado por la aparición de un gran porcentaje de cerámica realizada a torno, que se vincula a la Segunda Edad del Hierro a partir del siglo V a.C. Aquí coexisten dos tipos de piezas cerámicas: la denominada de “tipo ibérico” (pintada con diseños simples o lisos) y cerámica “carpetana” (pintada de forma irregular en la que cada brochazo va cargado con más o menos espesor de pintura), siendo este tipo de cerámica pintada muy característica de este entorno de la cuenca del Tajo. (Blasco et alii, 1998).

Galería de imágenes

Pueden consultarse algunas de estas piezas a través del catálogo CER.es publicado por el Ministerio de Cultura y Deporte:

Las piezas que se muestran a continuación forman parte del Museo Virtual de Getafe:

    Bibliografía y fuentes consultadas

    • Arsuaga Ferreras, Pedro María y Aguirre Enriquez, Emiliano, 1979. Rinocerontes lanudos en la provincia de Madrid (Coelodonta antiquitatis Blumenbach). Bol. R. Soc. Española Hist. Nat. (Geol.), Tomo 77, 1979, p. 23-59.
    • Blasco Bosqued, Concepción; Carrión Santafé, Elena; Planas Garrido, Mercedes (1998). Datos para la definición de la Edad del Hierro en el ámbito Carpetano: el yacimiento de Arroyo Culebro. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (CuPAUAM), ISSN 0211-1608, Nº 25, 1, 1998, págs. 245-282
    • Guérin, Claude, 1980. "Les rhinocéros (Mammalia, Perissodactyla) du Miocène terminal au Pléistocène supérieur en Europe occidentale. Comparaison avec les espèces actuelles (fascicule 3)". Docum. Lab. Géol. Lyon, 79, (3), pág. 1006.
    • Liesau von Lettow-Vorbeck, Corina 1998. La fauna del Arroyo Culebro en el marco de la Edad del Hierro. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (CuPAUAM), ISSN 0211-1608, Nº 25, 1, 1998, págs. 283-294 
    • Soto Rodríguez, Enrique y Sesé Benito, Carmen 1991. Restos de grandes mamíferos del pleistoceno del arenero del Culebro (Getafe, Madrid). Estudios de prehistoria y arqueología madrileñas, ISSN 0213-0246, Nº 7, 1991, págs. 7-28.