Villa romana de la Torrecilla. Cuadrículas excavación 1983

Excavaciones en 1983

CAMPAÑA DE 1983

El trabajo realizado en las dos campañas anteriores había sacado a la luz un gran conjunto arquitectónico, muy deteriorado en su zona Oeste. Se decide insistir en las cuadrículas 5, 6, 7, y 8 de años anteriores y abrir otras nuevas para tener una visión más amplia de los restos en planta. Se decide trabajar en la zona Sur, cuadriculas 11 y 12 para tratar de definir el espacio que ocupa el gran muro, que había provocado el descubrimiento del grupo arquitectónico y que era el eje en torno al cual se articulaban los demás habitáculos conocidos hasta el momento.

Los trabajos en torno a la cabecera del ábside (C.7 y 8) permitieron conocer las fases del desplome del edificio, ya que en la zona exterior del ábside las tejas aparecían bajo los restos de los paramentos verticales.

Sobre el muro de grandes piedras irregulares, se encuentran sillares de piedra cortada en losetas de 24x20x6 y por encima losetas y tejas curvas ensambladas con mortero de cal de buen grosor que llegaba a alcanzar 25 cm.

En el exterior de la sala se recuperaron restos de estucos policromados, junto a las paredes y en otras estancias. Se consiguió reconstruir algunos diseños de los estucos murales y su sintaxis compositiva (algunos dibujos florales y con figuras geométricas)

(I.8 – P.100).

Con la limpieza de las cuadrículas 6 y 10 se llega al acceso del H.5 (habitáculo nº 5) que se cree pudo ser una habitación de servicio de la sala principal. Aquí se descubre la huella de un gozne sobre una piedra del umbral y algunos clavos relacionados con una marco o un elemento batiente (puerta).

Tras la limpieza de la cuadrícula 5 y después de las 10 y 11, se sitúa un corredor y zona de acceso a otras habitaciones. El suelo es de opus signinum, similar al de las habitaciones.

Frente a este acceso y al otro lado del peristilo se halló un espacio rectangular pequeño (de unos 2 m de lado) que se cree pudo ser la base de un balcón o mirador.

En la cuadrícula 9, tramo del peristilo frente a H.5, se localizan piedras de alguna estructura muraría de baja calidad. Frente a la H.5 y en el muro externo se marcaba la existencia de un vano que comunicaba pasillo y atrio.

En las cuadrículas C.10, C.13 y C.14 se documentaron habitaciones del ala Este, H.5, H.6 y H.7, todas con abundantes restos de material constructivo por derrumbe.

(P.36 a 39. Informe de la U.A.M).

Villa romana de la Torrecilla. Cuadrículas excavación 1987

Excavaciones en 1987

CAMPAÑA DE 1987

Se realizó durante la segunda quincena de septiembre, ante la falta de financiación se decide el final de los trabajos de campo. Entonces se decide:

  • Continuar la excavación en la zona oriental para definir las medidas del peristilo e interpretar los restos que aparecieron en H.7.
  • Tratar de obtener una planta general del complejo, que una prospección geoeléctrica no había permitido, por haber demasiada acumulación de sedimentos.

Se descubre la comunicación entre H.3 y H.5. La excavación de las cuadrículas mas orientales dejaron al descubierto tres estancias junto a la sala central, H.5, H.6 y H.7 donde se detecta la existencia de sendos pilares, adosados al muro, enfrentados entre sí, que indicaban una separación, que pudo ser una alcoba en la cabecera.

En H.7 se localiza una canalización de ladrillos bajo losetas cerámicas. Se documenta una nueva estancia H.9 donde se sitúa una pila monolítica de granito en forma de prisma rectangular con un hueco y una estructura circular de adobes quemados por altas temperaturas (de un horno o cocina). En esta zona se acumula una gran cantidad de material de derribo. Se realiza un trabajo de limpieza que da a conocer de forma muy aproximada la planta y medida del atrio.

Se entrecruzan y superponen varias estructuras que hacen pensar en diferentes remodelaciones y ampliaciones del complejo.

OTROS HALLAZGOS

Se observa que el derribo de los tejados forma un auténtico estrato arqueológico. Se encontraron restos de enlucido de yeso con pintura blanca y roja.

Pegadas al muro, junto a la H.9 se encontraron seis rodajas de cerámica (operculas), que se corresponden con tapaderas de utensilios de cocina y otros.

Aparecen restos de vasijas de cocina: de preparación de alimentos, de freír, de mesa, para guardar provisiones, ollas, cuencos, morteros, platos, fuentes, jarras (en su mayoría de cerámica común), alguna pintada y bastantes restos de T.S.H. y algunas con decoraciones incisas con diversas formas.

Hay bastantes restos de vajilla de mesa, que se datan hasta los siglos VI y VII. Los de T. S. H. se clasificaron uno por uno, documentándolos todos. (La T.S.H. es Terra Sigillata Hispánica, una de las cerámicas más finas y elaboradas utilizadas por los romanos. Era signo de buena posición y se encuentran restos por todas aquellas villas donde hubiese algún propietario de cierta categoría o poder económico).

Se cree que pudo haber grandes tinajas, de las que se ven sus huecos en el suelo, pero no se han localizado restos de ellas.

Sí han aparecido restos de una copa de vidrio alargada y cónica.

Aparecen teselas bícromas (negras y blancas) como opus tessellatum en la fase I en el corredor N. y E., en el resto de la villa solo hay opus signinum, no aparecen más restos de teselas.

También aparece una fíbula auccisa, posiblemente de procedencia gala, datada entre los siglos I a. c. y II d. C.

No aparecen huellas de ningún sistema de calefacción, ni de conducción de aguas. Las aparecidas están en los exteriores de la villa, como sistema agrario con canales externos. Pudo haber agricultura, además de ganadería, y cultivos de cereales y huertas, árboles frutales y otras especies.

Se localizan restos de animales, un total de 3.389 fragmentos óseos, de los que se consideraron domésticos 2.790, entre los que se encuentran, de asno, caballo, vaca, oveja, cabra, cerdo, perro, gato, etc. y de silvestres 599, entre los que se encuentran, cabra montés, corzo, ciervo, liebre, conejo, erizo, rata de agua, rata negra, etc.

Hay también restos de algunas especies solo existentes entonces en la sierra de Guadarrama, por lo que se sospecha que sus dueños o sirvientes pudieron ir de caza por estos lugares y consumir las piezas cazadas en la villa romana.

Se localizan restos de anfibios, peces, moluscos, valvas de ostras, opérculos y preopérculos de barbo. De aves, restos de gansos, ánades, gallináceas, palomas, etc.

La explotación inicial (prospectada entre los años 1980 y 1987) pudo tener entre 1.600 y 2.000 m2. Ahora conocemos que puede ser mucho mayor.