Villa romana de la Torrecilla. Ubicación en la red de vías romanas

La primera referencia literaria del topónimo de “La Torrecilla de Aben (Ibn) Crispín” aparece en un documento otorgado por Fernando III el Santo en 1239, refiriéndose a él como abrevadero comunal donde el ganado de los madrileños podía entrar y abrevar. Posteriormente, a propósito de los deslindes del Sur, se define La Torre de Aben Crispín como aldea de Madrid.

En 1453 una sentencia de Díaz Montalvo declara pasto comunal el ejido y término del lugar del poblado denominado “Torre de Iván Crispín”, que había sido aldea de Madrid, e igualmente la isla de Perales, al tiempo que amojona la cañada. Este último topónimo es el que va a mantener pues La Torrecilla de Iván Crispín que aparece en el Catastro del Marqués de la Ensenada, donde en el apartado nº 3 de Getafe, al referirse a los limites, dice: “Va siguiendo por ella la jurisdicción hasta el sitio de La Aldehuela, propio de los padres del Escurial. Se comprenden los despoblados de Aluden y Culebres y el de La Torreval Crispín”. Más adelante, cuando se menciona que Getafe es un realengo de la jurisdicción de Madrid, no consta que Torreval Crispín pague diezmos. Hoy esos límites getafenses se mantienen iguales, ya que esta finca de La Torrecilla sigue perteneciendo al citado término, localizándose en su extremo nororiental, próximo a los términos de Rivas-Vaciamadrid y San Martín de la Vega, en una zona que administrativamente se adscribe a la pedanía de Perales del Rio.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y COMUNICACIONES

Tanto las villae, como los paladium en época romana, estaban interconectados por una vías de comunicación conocidas como calzadas, que fueron construidas por todo el imperio, para un mejor transporte y aprovisionamiento de las tropas y sus pertrechos, y por supuesto para el comercio inter civitas.

La Torrecilla quedaría en medio del camino de la Vía XXV del itinerario de Antonino, que transcurría de Emérita Augusta (Mérida) a Cesaraugusta (Zaragoza), pasando por Complutum (Alcalá de Henares) y la que va desde la zona de la Sierra de Madrid (Guadarrama) hacia la zona Sur, que concurren en Titultiam (Titulcia) y que a su vez enlazaba con otras villas situadas en los valles del Henares y del Jarama.

Está situada muy cerca de la conocida Cañada Galiana, topónimo de etimología romana y vía de comunicación anterior a la trashumancia. Así mismo el término Torrecilla deriva del turris (torre vigía romana).

La villa pudo ser propiedad de alguien perteneciente a la aristocracia romana, entre los cuales se repartían las mejores tierras.

INFLUENCIA DE LAS EXPLOTACIONES DE ARIDOS Y OTROS

Las extracciones de áridos y otros tipos varios de explotaciones para cerámicas, ladrillos, etc. localizadas en la zona de Perales del Rio, La Torrecilla, La Aldehuela, etc., han realizado un flaco favor a la arqueología madrileña y a la de Getafe en particular, ya que si en algunos casos la habido colaboración y buen entendimiento con los propietarios de las tierras, se tiene certeza de que con otros no ha sido así, a pesar de los incentivos que se establecieron.

De cualquier modo, con mala o buena intención, han desaparecido y se han eliminado referencias de restos importantes, así como de sus circunstancias y análisis, sustanciales para su conocimiento y catalogación.

Hay piezas que se han perdido, que nunca llegaremos a recuperar. La vigilancia y protección, hoy día, son fundamentales.


UN DETALLE

Un tractor de la explotación de la finca de La Torrecilla en el año 1980 llevaba como contrapeso del volquete un fuste calizo, monolítico, que no recordaban ni de donde lo habían tomado, pero estaba muy claro que su procedencia era romana.